miércoles, 11 de noviembre de 2009

Las nuevas tecnologías


Yo, igual que mi primo Zapatitos, tengo dos asesores personales. Uno es asesor de asuntos familiares y laborales y el otro es asesor económico-político. Zapatitos tiene 600 que también pago yo.

Con este último asesor, el económico-político, hablaba yo el otro día de que el último y definitivo invento que se tenía que haber incorporado a nuestras vidas era el micro-ondas. Incluso el teléfono móvil no tenía tanto sentido como queremos todos pensar. En realidad, llegábamos a la conclusión, de que personalmente no nos hacía tanta falta en nuestras rutinarias vidas.

He visitado a los papás. Los míos se entiende. Y en casa también se han incorporado las nuevas tecnologías en el desayuno.

A primera hora de la mañana, me encuentro, enorme, brillante y con un aspecto imponente una máquina que por su contenido en granos, es una cafetera que ocupa medio mostrador. Parece que lo hace todo. Incluso facilitarte una hipoteca.

El caso es que he intentado hacerme un café. Tendría que ser algo fácil ¿no ?. Pues no. Sólo tiene tres botones y una rueda sensitiva. Una pantalla te indica lo que vas a seleccionar, pero claro, yo no quiero un café fuerte, quiero uno medio largo de café. Al final he creído detectar lo que quería, y he pulsado en el botón que marca una tacita.

Lo que ha sucedido es que se ha puesto a moler café como una descosida, y el ruido era infernal. Cuando ha acabado de hacer ruido, he intentado que saliese el café, y lo que he conseguido es que hiciera mucho ruido cargando agua.
Cuando, por fin, he avanzado un poco mas en el menú de selección ha sonado una alarma por selección incompatible o algo así.

El caso es que ha llegado mi padre, en pijama, y por detrás y me ha soltado la primera bronca de la mañana y segunda de la jornada por no saber poner la cafetera.
El caso es que efectivamente, ayer, me llevé la primera por colapsarle su portátil intentando descargar las fotos de Currito, Lucía y Sobrinodos.

Las nuevas tecnologías deberían estancarse un poquito, porque de seguir así, me quedaré hasta sin asesor personal a la hora del café.

A ver, a ver